10.10.11

PALIMPSESTOS


Poema publicado en  la antología Al aire nuevo
compilada por Jesús Jiménez
Ediciones Desierto, México, 2001

  El laurel huele cuando se marchita.
La ilusión se apaga con el tacto.
Tu boca ya sin rosas ni palabras,
ni cualquier cosa que se le parezca.
De la guirnalda que ciñó tu frente
apenas queda un pétalo en tu pelo:
¿por qué siempre lloverá en las ruinas?
No escribas eso. Quema tus poemas;
esta historia te sonará de oídas.
Deja que el humo envíe tu mensaje
por una travesía, desde el beso
hasta lo más tierno de sus ojos.
Espérale en el viento de la esquina
antes que la luna invente otra noche.
Mañana no será más que una anécdota.
De nada sirven navajas en alto,
ni tus bolsillos llenos de polillas.
Es muy fácil deshacer el amor
como si fueran maletas de viaje,
pero quizá el tren no pase dos veces.
Recuerda: siempre hay un arte escondido
entre los huesos como una esperanza.
Sólo tienes que buscarlo. Una pista.
Acércate el caracol y oirás las olas.
Quizá él sea el mar rubio de Homero…

No hay comentarios:

Publicar un comentario