Poema premiado en el concurso Aixopluc
de Aldaya, y publicado en la plaquet en 1996
Alguien despliega como un pañuelo
las dos mitades de una noche oscura.
Se confunde ficción y eternidad.
No formas, no perfiles, no figuras.
Húmedo aroma de agujas de enebro,
arpegios que se miran en la luna.
Un sudario de niebla endeble envuelve
los rostros resquemados de los montes.
(La noche es más que un sueño y tú lo sabes)
El paisaje retorna a la memoria
y el recuerdo amortigua nuestra muerte.
En una oscuridad desengañada
zarcean dos misteriosos ladridos
sin más respuesta que un blando eco.
En el aire hay cierto sabor a humo
siniestro, a hogueras en ruinas,
que invocan multitud de mitos viejos.
El viento no sabe el rumbo, ni el nombre;
sospecha que lo saben las estatuas.
Las cigarras desgarran deliciosos
silencios, dulces sílabas de agua,
igual que un vuelo, un alma o un desvelo.
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