Poema publicado en la revista Diáfora
Almussafes 1997
La tarde y su sabor a naranja ácida,
los barcos de pesca faenando lejos,
el sudor esclarecido en su pecho,
minúsculo como átomos o motas;
el polen que hace dormir a los vientos,
su desnudo más casto que las olas,
el vello perfumado por el salitre,
o el lunar en el muslo…y sin embargo;
su nombre como un pueblo de la costa,
fuera de la voz y de la memoria.
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