La biblioteca del Príncipe di Sangro
publicado en la revista digital
"El fantasma de la glorieta"
Nº 2 18-12-2017
DE INQUISITIONE NEFANDI PECATUS
INCUNABLE DE AUTOR DESCONOCIDO
CON MARCAS DE FUEGO EN LOS
CORTES.
BASILEA 1493
Aquel
que ha contemplado la belleza
está
condenado a seducirla o morir por ella.
Conde
de Visconti
Soñar
con tu pecho urgente como un estanque de estaño, sudoroso como una
tregua entre agua y fuego. Soñar con números romanos más allá
del insomnio de los siglos y de los relojes parados donde se
suicidaron los minutos. Besarte a escondidas entre un mar de
girasoles. Acariciar la caridad de tu piel hecha tatuaje. Celebrarte
con sílabas ocultas, ávido de verdades imberbes. Amarse y perderse
son al punto la misma cosa. Antes de que la locura se extienda como
el cólera, encontrar primero, buscar después un sueño sin
estrellas. Quizá un paraíso olvidado.
Mis
manos han perdido la penumbra del tiempo en el remordimiento de una
sombra. Solo en el atlas de la noche se puede leer el alfabeto de las
estrellas. Tus manos como dos hemistiquios que conforman un abrazo.
Tu amor perfecto como una circunferencia donde principio y fin
coinciden. Tu piel vence itinerarios de tinieblas. Las mariposas se
enredan en mi barba. Aspiro el perfume de antiguos gramófonos como
si fuera un ángel. Ardo con el fuego de antiguos volcanes cuando la
sal brilla en la herida más tierna. El lirio insomne del amor se
abre y su sangre en plomo se coagula. Mi sangre se romperá en
pétalos al abrazarte, como una explosión de granadas, como una
deflagración de espinas. Tu corazón se abrirá como una anémona,
rojo como sangre avergonzada, pétreo como dientes de silencio.
Germen o semen, el árbol de la ciencia o la cruz de cristo: flor que
arde en su propio aroma. Somos dos peces deseando morder el mismo
anzuelo. Me he callado porque el silencio pone más cerca los labios
de los tuyos. Hagamos un nido en las llamas. Pongamos un grillo
debajo de la lengua. Sudan mis manos y mis palabras se hacen agua. Tu
amor como un viento de cuchillos, como un huracán de puñales. El
rumor de la carne crepitando en tu piel al ardiente hierro de las
horas. Nuestro amor que arde en oscuras piras o en sudarios de sangre
y silencio por una belleza insumisa. Tu libertad es también una
pasión que se agota en su propio prodigio…
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