20.12.17

DE INQUISITIONE NEFANDI PECATUS

Poema  perteneciente al libro 
La biblioteca del Príncipe di Sangro 
publicado en la revista digital  
"El fantasma de la glorieta"  
Nº 2 18-12-2017



DE INQUISITIONE NEFANDI PECATUS
INCUNABLE DE AUTOR DESCONOCIDO
CON MARCAS DE FUEGO EN LOS CORTES.
BASILEA 1493

Aquel que ha contemplado la belleza
está condenado a seducirla o morir por ella.
Conde de Visconti

Soñar con tu pecho urgente como un estanque de estaño, sudoroso como una tregua entre agua y fuego. Soñar con números romanos más allá del insomnio de los siglos y de los relojes parados donde se suicidaron los minutos. Besarte a escondidas entre un mar de girasoles. Acariciar la caridad de tu piel hecha tatuaje. Celebrarte con sílabas ocultas, ávido de verdades imberbes. Amarse y perderse son al punto la misma cosa. Antes de que la locura se extienda como el cólera, encontrar primero, buscar después un sueño sin estrellas. Quizá un paraíso olvidado.

Mis manos han perdido la penumbra del tiempo en el remordimiento de una sombra. Solo en el atlas de la noche se puede leer el alfabeto de las estrellas. Tus manos como dos hemistiquios que conforman un abrazo. Tu amor perfecto como una circunferencia donde principio y fin coinciden. Tu piel vence itinerarios de tinieblas. Las mariposas se enredan en mi barba. Aspiro el perfume de antiguos gramófonos como si fuera un ángel. Ardo con el fuego de antiguos volcanes cuando la sal brilla en la herida más tierna. El lirio insomne del amor se abre y su sangre en plomo se coagula. Mi sangre se romperá en pétalos al abrazarte, como una explosión de granadas, como una deflagración de espinas. Tu corazón se abrirá como una anémona, rojo como sangre avergonzada, pétreo como dientes de silencio. Germen o semen, el árbol de la ciencia o la cruz de cristo: flor que arde en su propio aroma. Somos dos peces deseando morder el mismo anzuelo. Me he callado porque el silencio pone más cerca los labios de los tuyos. Hagamos un nido en las llamas. Pongamos un grillo debajo de la lengua. Sudan mis manos y mis palabras se hacen agua. Tu amor como un viento de cuchillos, como un huracán de puñales. El rumor de la carne crepitando en tu piel al ardiente hierro de las horas. Nuestro amor que arde en oscuras piras o en sudarios de sangre y silencio por una belleza insumisa. Tu libertad es también una pasión que se agota en su propio prodigio…

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