12.6.18

ABECEDARIO DE LUCES Y SOMBRAS


Poema pertenenciente al libro Biblioteca del Príncipe di Sangro,
publicado en el libro Los seis dedos de una mano,
editado en Corona del Sur, Málaga 2018



ABECEDARIO DE LUCES Y SOMBRAS,
EN HONOR AL DUQUE DE ALBA
Y SU RECIEN ESPOSA DOÑA ESTRELLA,
POR EL LICENCIADO SILVESTRE SOLÍS.
SEVILLA, 1694

Sé la antorcha del mundo. Si tu luz es únicamente la de un planeta, no serás nada a la vista de Dios. Reservo para ti un esplendor para el que la gloria del Sol es una sombra. Guiarás el camino de las estrellas, y los que gobiernen los Imperios deberán ser guiados por ti.
Conde Saint- Germain

El sol abre la puerta a un nuevo día. En el cielo impreso el bostezo de las nubes. Martirio de campanas, crucifixión de golondrinas en el aire. Adioses de banderas en el viento. El horizonte está en los ojos, y no en el paisaje igual que la belleza. La mañana cristaliza en nerviosos arpegios de otras músicas. El cielo dice doce sílabas rojas al quemarse. Los párpados como palabras de piedra. Viento que viene y va, viento que el aire aventa. Los rayos dorados confitan con lentitud todo lo que toca. La mañana te trae en sus manos su pan recién horneado y sin melancolías, su palabra como salvoconducto o contraseña contra la vida. Bajo la tristeza plomiza del cielo el oro espigado de los campos, la memoria vacía como el caparazón de las tortugas. Tendida como un sueño o una nube mi voz descansa bajo un sombrero de paja. Los pájaros tienen alas, pero el hombre palabras. Los megáfonos de las flores anuncian la primavera, atrás queda el rumor del invierno en el bronce de los árboles.

El nuevo día me trae un puñado de almendras amargas para que yo decida. El aire germina de párpados y pájaros. La palabra perdida entonces renace con plumas blancas. Según la poética revolucionaria el hijo bastardo del marqués es hoy afilador de guillotinas. Somos aquello que ignoramos, o quizá lo más grave, ignoramos aquello que fuimos antaño. El alba bautiza de asombro las sábanas blancas; allí donde se posa el sol se abre una herida, una diáspora de mariposas, una estela de sándalo sin alas. Vivir con la escafandra de la poesía o vivir gracias a la ortopedia de la novela y sus otras vidas imposibles. Dormir en el caligrama de los sueños, allí donde el peine enferma de nácar. Aspirar la nostalgia perenne de la flor del gramófono como un exquisito veneno. Esperar a que llegue la noche y el sueño llague los ojos y el viento azote olivos y encinas.

jjjjj

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