12.6.18

RELACCION VERDADERA


Poema pertenenciente al libro Biblioteca del Príncipe di Sangro,
publicado en el libro Los seis dedos de una mano,
editado en Corona del Sur, Málaga 2018
 

RELACIÓN VERDADERA

SOBRE LA EXTRAÑA LEYENDA

DE LESTAT DE LIONCOURT,

MARQUES DE AUVERNIA.

PARÍS, 1770



Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente
Duque de la Rochefoucauld
 
 
 
 
 
 
Encerrado entre estos muros sobrevivís a los siglos. Leéis de noche arropado por las sombras en este cementerio de libros viejos. Inmunizado al del tiempo, sólo el peso de la memoria os afecta. Más allá de estos ángulos, los años pasan ajenos y absurdos, allá fuera sigue el bullicio vulgar de esta época que tanto detestáis. Todo a vuestro alrededor está condenado a extinguirse inexorablemente, a seguir su curso como un río; mientras vos seguiréis impasible, inmutable, como si vuestra belleza se hubiera congelado el día que figura sobre este mármol. Todo perecerá carcomido por la enfermedad del tiempo. menos vos que desafiáis las leyes divinas. Destruís todo aquello que tocáis; matáis aquello que amáis. He aquí vuestra condena. Vuestro hálito es gélido como el de la muerte. Vuestros labios sólo envenenan a vuestras víctimas. El cuello de ese tierno muchacho que ahora besáis, ya es una flor cortada que en vuestras manos se marchita. Cuanto poseísteis yace en el polvo y la ceniza. Los bosques frondosos y rubios de vuestra juventud son ahora un puñado de sombras lejanas. Los castillos y palacios de vuestros antepasados fueron arrebatados o destruidos. Los privilegios, abolidos. Se han sucedido tantas generaciones que el populacho a pesar de vuestros crímenes, ya ni os teme ni os recuerda. A pesar de vuestra cínica sonrisa, os sentís terriblemente solo, como un ángel caído, y presentís que sois el fin de una raza. Estáis solo. Mucho más solo de lo que puede estar un hombre. Ni tan siquiera vuestra sombra o vuestro doble en el espejo os acompaña. Estáis harto de resucitar todas las noches, y de repetir paso a paso la misma liturgia. Harto de vagar sediento de sangre y de belleza. Estáis tan solo y tan cansado, que incluso más de una vez habéis deseado que una estaca atravesara silenciosa y feliz vuestro pecho. Abandonar por fin vuestro estrecho refugio, exiliaros del reino de las tinieblas. Quizá tener ahí fuera un descanso digno.
 
 

 



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